Cientos las personas participan en las diferentes actividades organizadas con un nexo común: el conocimiento y respeto al entorno natural.
El pasado fin de semana el parque de La Lomiquia acogió la I Feria de Medio Ambiente de Cheste con todas las medidas sanitarias en marcha para garantizar la seguridad. Durante viernes, sábado y domingo fueron cientos las personas que se acercaron para aprender, colaborar y participar en las diferentes actividades organizadas con un nexo común: el conocimiento y respeto al entorno natural.
Así, de viernes a domingo, los 16 puestos que se instalaron formaron un recorrido en el que se podían comprar plantas, alimentos ecológicos, jabones y productos de higiene personal artesanos; participar en talleres de plantas y actividades infantiles, y formase sobre la flora y fauna autóctonas o sobre cómo reducir nuestro impacto en el Medio Ambiente.
A la entrada del parque el puesto de los educadores y las educadoras ambientales municipales ofrecía merchandising a las personas que participaban en juegos para aprender sobre las especies de árboles del parque. Además, los y las asistentes pudieron disfrutar de la música en directo de Jazz Blues Try-o y de la exposición fotográfica del I Certamen de fotografía “Cheste Verde”, que entregó sus premios el sábado a mediodía. Como colofón, al final del itinerario estaba instalada la carpa que albergó el tradicional congreso de cactus y suculentas organizado por ACYS.
“Quiero dar las gracias a las personas que han hecho posible que esta primera feria haya sido un éxito, a todos los puestos, al equipo municipal de Medio Ambiente, a la brigada y a las empresas de seguridad, sonido y desinfección; al grupo musical y a toda la gente que ha venido a conocer este proyecto”, manifestaba el concejal de Medio Ambiente, David Pujals, en su discurso de cierre de la feria. “Espero que el año que viene podamos crecer, para seguir concienciando y para potenciar y poner en valor este pulmón verde que es La Lomiquia”.
Cheste se vuelca en la Feria
Cheste y la comarca tuvieron una buena representación en la feria con asociaciones e iniciativas que no dudaron en colaborar. Fue el caso de 365 Sentits, que expuso para la venta una muestra de plantas aromáticas procedentes del vivero municipal que gestionan. “Siempre estamos dispuestos a colaborar en las iniciativas medioambientales que nos proponen, como en la celebración de El Día del Árbol o, recientemente, en la limpieza del cauce de Cheste”, explicaban desde la asociación. “Nuestro próximo proyecto consiste en poner en marcha huertos sociales”.
Por su parte, el grado de jardinería del colegio Virgen de La Esperanza ofreció una amplia gama de jabones bajo su marca propia, Malayerba. “Se trata de un proyecto de largo recorrido, el alumnado se ha encargado de la recolección de las plantas, del macerado, la realización del jabón, el empaquetado, etcétera; ha sido un aprendizaje muy intenso y muy bonito en el que todos y todas se han implicado al cien por cien”, explicaba una de las profesoras. “Hemos asignado a cada tipo de jabón una canción que pensamos que representa su carácter; no es lo mismo un jabón intenso, para la ducha de la mañana, que uno relajante para la noche, unos requieren música más cañera que otros”, añadía uno de los alumnos encargados de la venta.
El club de montañismo de Cheste tampoco dudó en participar, con actividades de orientación y una cuerda floja para practicar el equilibrio. “Hoy estamos colaborando en esta feria porque la mayoría de las actividades que desarrollamos las hacemos en el medio natural y queremos que la gente nos conozca y forme parte del club; estamos deseando que la situación mejore y nos permita hacer más cosas”, comentaban.
También la asociación de voluntarios/as por el Medio Ambiente Alborem de Alborache puso su granito de arena concienciando sobre el impacto de los residuos que se vierten en el medio natural, con una actividad en la que había que adivinar los años que tardaban en desaparecer diferentes materiales, desde los mill años de una pila al año de una servilleta de papel; y la EcoRed de la Hoya de Buñol- Chiva estuvo presente con su mercado de trueque.
Además, la Escuela del Árbol instaló una tirolina y realizó exhibiciones de poda en altura, y Pins i Gossos hizo talleres de kokedamas, las plantas sin macetas al estilo japonés, y de plantas carnívoras.
Información y concienciación
La feria también contó con numerosos puestos con diferentes iniciativas privadas respetuosas con el Medio Ambiente. Las personas asistentes pudieron comprar frutas y verduras ecológicas y de cercanía y alimentos a granel para evitar envases innecesarios; informarse sobre cómo reducir la huella de carbono, adquirir mobiliario y artesanía realizados con virutas de plástico reciclado, productos de higiene personal naturales, aceites y mieles ecológicos y artesanía realizada con madera de olivo.
En esta línea, el proyecto de agricultura ecológica local Félix Esteve montó un puesto con una amplia variedad de frutas y verduras. “En 1998 decidimos dar el cambio de la agricultura convencional a la ecológica, por el Medio Ambiente y por la calidad de las producciones”, apuntaban.