El 36% de los jóvenes se duerme después de las dos de la madrugada para estar consultando los contenidos de internet
La mayoría de los adolescentes, el 78% concretamente, están enganchados a móviles y tabletas. Y no un poco, tienen una adicción “media-alta”. Lo admiten ellos mismos. Y, además, reconocen que, cuanto más mayores, más los usan, y reconocen también que estos dispositivos son una vía de acceso a la pornografía. Son algunas de las conclusiones de la encuesta que ha llevado a cabo Aldeas Infantiles encuestando a 2.000 estudiantes de secundaria
El 58% de los encuestados confirma que pasar muchas horas conectados, los distrae, mientras que un 22% dice sufrir irritación ocular y un 14% reconoce notarse nervioso o irritable por el uso de los dispositivos móviles. Cuando se los pregunta por sus sensaciones cuando están sin móviles unos días, el 45% de los adolescentes encuestados experimenta aburrimiento, un 16% aislamiento y un 25% está desinformado sin estos dispositivos.
Este informe no solo recoge los efectos del ecosistema digital. Los encuestados también han respondido a preguntas sobre su exposición y sus relaciones virtuales, y sobre el sentido que dan al uso de los dispositivos digitales.
Así, el 36% del alumnado encuestado se duerme después de las dos de la madrugada. La encuesta también analiza como los adolescentes invierten su tiempo en vacaciones, y la mayoría dice usarlo para relajarse, salir más con amigos o mejorar las relaciones familiares, aunque un 16% admite engancharse todavía más a las pantallas durante ese periodo.
Respecto a los contenidos más visitados, el 73% de los adolescentes dice usar aplicaciones de compras en línea, seguidas por las plataformas de música en streaming y de series.
Por otro lado, la encuesta trata temas sensibles como el impacto de las redes sociales, el contacto con desconocidos o el acoso digital. Los resultados revelan que el 34% del alumnado habla con desconocidos mientras juega a videojuegos; que las chicas y las personas no binarias se sienten peor por su exposición en redes; y que uno de cada dos encuestados ha sido testigo de alguna forma de ciberacoso, aunque pocos informan de esto a los adultos.
