Inicio de la campaña citrícola «desastroso»

La Unió de Llauradors ha señalado que la primera parte de la campaña citrícola ha sido «desastrosa»  por la gran presencia de mandarinas sudafricanas

El Acuerdo Comercial entre la Unión Europea y Sudáfrica en vigor desde 2016, y que perjudica enormemente a los citricultores de la Comunitat Valenciana, sigue dejando datos que demuestran las ventajas para el país africano y que hacen reclamar de nuevo a LA UNIÓ de Llauradors una revisión del acuerdo que destroza año tras año las producciones tempranas de mandarinas y arrastra el devenir posterior de toda la campaña.

Según el estudio elaborado por LA UNIÓ  los precios de exportación logrados por Sudáfrica han crecido en sólo dos años de forma exponencial desde la firma del acuerdo. La media de aumento desde que se suscribió dicho acuerdo comercial es del 50% (53% en naranjas tras pasar de 0,39 €/kg a 0,58 €/kg y del 47% en mandarinas al elevarse de 0,67 €/kg a 0,91 €/kg en la última campaña). Las cotizaciones de este modo se han duplicado, mientras las valencianas siguen bajando.  

La primera parte de la campaña citrícola ha sido desastrosa para los productores de la Comunitat Valenciana y buena parte de ello obedece a la suscripción del acuerdo comercial y la presencia en los lineales de las tiendas y supermercados españoles hasta hace pocos días de una gran cantidad de cítricos de países terceros. No es excusa por tanto el convenio de collidors en su incidencia en los precios, como se asegura desde alguna instancia interesada, pues es el mismo del pasado año.

Miles de toneladas de mandarinas valencianas -sobre todo satsumas y clementinas- se han quedado en los árboles esta campaña sin recoger al quedar desplazadas de los mercados europeos por la saturación de cítricos de países terceros como Sudáfrica que gozan además de acceso libre en mandarinas y trato preferencial de entrada en naranja que además se liberalizará totalmente en 2026.

Las autoridades europeas deben ser conscientes del tremendo daño que realizan a sus productores de cítricos con acuerdos preferenciales como el firmado con Sudáfrica y deben reaccionar con medidas de protección. Por otra parte la falta de control aduanero y unos protocolos de importación muy laxos nos crean inseguridad ante la posible entrada de plagas inexistentes por el momento en nuestra citricultura”, afirman desde 
 LA UNIÓ.