La entrás de las fiestas llenan la calle Chiva

La centenaria tradición chestana tiene sus origen en la trashumancia y la vendimia

Como cada día del mantón y de la flor, tras el desfile de los festeros, los caballos y caballistas toman las calle Chiva llenándola de arte y tradición. Pero, ¿de donde viene esta tradición?

La entrá de caballos de Cheste tiene sus orígenes, por una parte, en la trashumancia, cuando el ganado bajaba de la sierra de Javalambre y de Mora de Rubielos para pasar el invierno lejos de la dureza de las zonas altas hacia la costa. Y lo hacían justo en octubre pasando por la calle Chiva que era una vereda.

Foto: Oscar Galdón

Por otra parte es en octubre cuando los chestanos habían cobrado las ganancias de la vendimia, y los tratantes traían caballos y reses por la calle Chiva para vender en lo que se constituía como una fiesta.

Estos antecedentes aportan los elementos de espacio, la calle Chiva como vereda, la trashumancia, el fin de la vendimia y la tradición ganadera de Cheste que terminaron confluyendo hace más de un siglo en las «entrás» que hoy conocemos.

Foto: Oscar Galdón

Las «entrás» de toros y caballos como las entendemos hoy en día tomaron forma a finales del siglo XIX al calor del éxito de la feria de julio de Valencia que contagió a gran parte del territorio valenciano.

Foto: Oscar Galdón

Ya en 1880 el ayuntamiento de Cheste solicitó permiso para realizar una corrida de vaquillas, posiblemente fue la primera que se realizaba en la localidad.
Las reses entraban por la calle Chiva y se les encerraba en un toril en la plaza doctor Cajal, para salir después de la corrida por la calle Ermita y Puerta Zafa.

Foto: Miguel Ángel Carrión

Los primeros indicios serios de la existencia de las «entrás» datan de 1882, pero es en 1883 cuando están documentadas por primera vez ya que se reseñan en el programa de las fiestas de ese año.

Foto: Oscar Galdón

Desde 1980, cada año se disfruta de este evento por la calle Chiva. Más de un siglo avala esta tradición chestana, llena de plasticidad, riesgo, elegancia, valor y velocidad en lo que supone uno de los actos más seguidos por los vecinos y visitantes.

Foto: Miguel Ángel Carrión