“De qué dolor son tus ojos”

La chestana Noah Higón Bellver nos habla de su primer libro, un libro que presentará en Cheste el 14 de febrero

Noah Higón Bellver a sus veintiún años ha lidiado más con la muerte que con la vida. Está estuando doble grado en Derecho y Ciencias Políticas en la Universitat de València. Llegar a ser jurista y politóloga es lo que le hace seguir hacia delante. Noah ha participado en el documental «Jóvenes invisibles« codirigido por Isabel Gemio. También ha colaborado en diferentes programas de radio y con varias asociaciones en la recaudación de fondos para la investigación de las llamadas «enfermedades raras».

-¿Cómo surge la idea de escribir este libro?

La idea de escribir este libro no surgió nunca, y es que nunca escribí con el fin de publicar. Algunos, con cierto desprecio, lo llaman «escribir». Para otros es nuestra forma de presentar batalla, de resistencia, la única manera de sobrevivir. No diría que soy escritora, si os soy sincera, no creo que sepa escribir, lo que sé es contar historias. Historias personales, con sentimientos personales y hechos reales que me han pasado a mí o han salido de los poros de mi piel. De mi piel, nunca de otra. Eran palabras que necesitaba sacar fuera de mi cuerpo, era el único modo de desahogarme; desahogarme era la única razón, el único motivo. Puede que ningún catedrático diga nunca qué lo que yo escribo sea poesía, pero nadie podrá decir que lo que yo escribo no es verdad.

Creo que por eso, en su día, llegué a algunos oídos, y por casualidades del destino conocí a Andrés Aberasturi, el cual leía aquello que publicaba en redes sociales (ámbito desde el cual hago apología de la necesidad que reclamamos a la sociedad de cambio las personas que padecemos enfermedades raras), él me dijo que aquello que escribía era digno de ser leído por más personas, que recopilase todo lo escrito y que no dejase de escribir. Esto fue en 2018. En septiembre de 2019, con mi manuscrito ya acabado me dispuse a enviarlo a la editorial La Esfera de los Libros, la cual es la artífice de esta utopía, y me contestó con un SÍ rotundo a embárcanos en la maravillosa aventura de la literatura. En los últimos meses he crecido como persona, prácticamente más que en los últimos seis años de mi vida, y me muero de ganas por seguir contando lo que pasa por esta cabeza loca.

-¿A qué se debe el título “De qué dolor son tus ojos”?

Siempre he sentido una fascinación, casi obsesiva, por los ojos ajenos. Cuando veo una cara nueva los observo con sumo cuidado, analizo cada uno de sus trazos, el vaivén de colores que estos tienen, la luz que desprenden. He de decir que odio que hagan esto mismo conmigo. Es como si me estuviesen desnudando, como si dejase al descubierto todos mis miedos, mis incertidumbres… y parte de mi vida la pasé sin saber de qué dolor eran los míos.

Los ojos no tienen fronteras. Los ojos tienen almas. Mis ojos tenían dolor y nadie sabía el porqué. Descubrirlo fue toda una aventura. Cuando por fin lo descubrí, me di cuenta que mis ojos reflejan esperanza marchita, pero esperanza al fin y al cabo. Paradoja diréis, tal vez. O quizá idiotez.

Uno no elige de qué color serán, de ello se encarga más bien la genética, pero tampoco elegimos del dolor del que vendrán acompañados. Ni las lágrimas que descenderán de ellos como si de una catarata se tratase. A veces, ampliamos el zoom, y recurrimos a ese tópico de: “son marrones, pero cuando les da la luz son verdes”. ¿Por qué le damos tanta importancia al color de unos ojos?, si lo realmente importante va más allá.

La belleza de ellos quizá se encuentre en el matiz que cada uno quiera darles. Ojalá podáis encontrarlo entre mis versos. Y ojalá dentro de unos años este título que elegí carezca de sentido, y pueda decir que ya no hay dolor en ellos. Ojalá.

-¿Antes de este primer libro ya habías escrito algo?

Soy un dogma pesado para el que ha decidido vivir cada mañana con miedo al que dirán y con la cabeza gacha y el corazón henchido. Lo mío es ver en cada día una nueva posibilidad, un reto, un formulario lleno de interrogaciones.

Lo mío es blandir la bandera de mis ideas y ondearla en el viento. Porque es mía (nuestra) la voluntad de no usar el puño más que para levantarlo arriba, y señalar dónde vamos a tocar, qué estrella queremos ser y creer firmemente que todo está por llegar. Esa es la bandera que por nosotros vuela. Que no tenemos límite. Ese es nuestro viento. Mis ideas son lo único que poseo, lo único que me hace grande o infinitamente pequeña. Y quizá por ello escribo, porque no concibo otra manera de vida, porque en cada palabra escrita he conseguido que el hastío de mi vida sea el reflejo de la esperanza, y que cada lágrima de mi madre, fuese sonrisa tenaz en los días de tormenta. No sé cuales son mis sueños, pero si sé que son míos, y por ello lleno lo poco que tengo con la ilusión de la que no le falta nada. Vivo la vida impulsivamente como si no hubiese mañana porque quizá eso sea verdad, porque me gusta vivir al máximo sin privarme de nada por el simple miedo al qué dirán. No tengo miedo a la vida, no tengo miedo de arriesgar, mucho menos de equivocarme, y este libro es un claro ejemplo de ello, todo, o casi todo lo que escrito se encuentra en él, lo que quede por escribir, el tiempo y la vida lo decidirán

-¿A qué tipo de público va dirigido?

Parasafreando a Cortázar diré que este libro está dirigido a todo aquel que piense que nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y que hay que empezar de nuevo. Y cómo no para todo aquel que crea que: NADA ES IMPOSIBLE.

-¿Cuál es su lugar preferido para ponerse a escribir?

Casi todo el libro está escrito en diversos hospitales. Desde ahí me genero nuevas ideas, me innovo, me fortalezco. Las salas de espera irradian más luz de la que muchos pueden creer. Toda mi adolescencia, y parte ya, de mi madurez, la he pasado entre paredes blancas y quirófanos. No sé escribir por encargo, no me considero poeta, ni escritora… solo sigo mi instinto, mi corazón, intentando mostrar lo que soy, y no lo que parezco. He sufrido, lo confieso, pero más mentira sería deciros que ha sido en vano. Y no pasa nada, porque si los buenos días no lo explican todo, quiero que sepáis que los malos, tampoco.

-¿Cuánto tiempo te llevó escribirlo?, ¿Tiene alguna anécdota que contar?

Han sido seis años de encuentros y desencuentros. He perdido la cuenta de los años que han acabado con la palabra “dolor” como epitafio del que se va y prólogo del que vendrá, pero he aprendido a vivir sin miedo y eso creedme que nadie me lo va a poder quitar. Hace seis años mi vida cambió y poco a poco escapé de esa jaula que la sociedad nos impone y construí mis propias alas, me convertí en alguien libre. Me convertí en la mujer que soy. Soy una mujer intensa porque a veces, la sociedad en la que vivo, me llega a producir hastío, y entonces, me alejo y me entrego a la soledad, a la literatura, disfruto estar con ella libremente como un ave al volar, porque en esos momentos soy yo misma y me vuelvo reflexiva, y desde ahí puedo echar de menos a quien quiera sin llegar a necesitarle. Desde ahí me genero nuevas ideas, me innovo, me fortalezco. No me gusta lo superficial, lo mío es sumergirme en la profundidad. Tengo la terrible manía de buscarle a todo un porqué. Me gusta ver más allá de lo visible y encontrar algo substancial, algo que me llene, algo que me diga que mi paso por la vida ha merecido todos mis intentos, mis batallas y mis alegrías. No todos entienden que los golpes y las caídas son el aderezo que le da más sabor a la vida, y que quizá el problema no está en mi intensidad, sino en el coraje que a ellos les falta para vivir y disfrutar la vida en todos sus matices.

-¿Vemos qué tanto el prólogo como el epílogo son de dos personas muy conocidas?

Tanto en el prólogo como en el epílogo entenderéis el porqué han sido ellos los elegidos para tal. Ambos me han enseñado que estamos dispuestos a caer en picado para abrazarnos a la vida, para entender la lágrima como símbolo de renacimiento, de semilla, de continuidad, y así seguimos haciendo que merezca la pena la risa, y transformando en anécdota el desastre. Olvidamos lo preciso y seguimos amando a pesar de todo. Puedo decir con orgullo que son amigos, amigos de verdad, amigos que perduran en el tiempo, y que creen que mi corazón late por algo más que supervivencia. En ellos encontré hogar, la calma de un niño que sí sabe amar. Solo tengo palabras de agradecimiento, y deciros que no os quedéis de ellos con el personaje, sino con la persona. Ambos comparten un mismo sentimiento, el amor y la lucha desinteresada por sus hijos, ambos enfermos, eso les ha hecho ser más humanos si cabe y unos seres excepcionales.

-¿Tienes pensado hacer una presentación en Cheste?

Por supuesto. Una no debe olvidar de dónde viene para saber así a dónde quiere llegar. La presentación será el viernes 14 de febrero en el salón de plenos del Ayuntamiento.

-¿Dónde podemos adquirir el libro?

El libro sale a la venta el 22 de enero. Está disponible online en preventa en Amazon, La Casa del Libro o el Corte Inglés, posteriormente seguirá estando también de manera in situ en estos últimos. También se podrá adquirir en las papelerías locales, y por su puesto en vuestra librería habitual.

Que siempre me quede una historia por escribir, dos por contar y al menos tres por leer. Nos leemos pronto chestan@s. Un abrazo, Noah.