La ONGD chestana Esperanza Sin Fronteras sigue con su solidaridad

En esta ocasión ha hecho posible una jornada con los niños hospitalizados que viven en la Casa RonaldMcdonald de Valencia

La llegada del verano significa para muchos: vacaciones, desconectar de la rutina, disfrutar. Pero por otra parte hay personas en el hospital que luchan día a día por sus vidas, y para ellos el verano no tiene las mismas connotaciones. Especialmente si se  habla de niños. La ONGD chestana  Esperanza Sin Fronteras, www.esperanzasinfronteras.com, (ESF), lleva décadas trabajando y luchando por los derechos Fundamentales de la Infancia, especialmente en situaciones de emergencia, como el año pasado en Ucrania o ahora, que está en pleno proyecto de recaudación para poder atender a la petición de abastecimiento de medicinas a tres hospitales de Cuba, uno de ellos pediátrico, que necesita la ayuda de todos. En este caso, ESF y Mamá de Plutón ( www.mamadepluton.com ), se han unido de nuevo para hacer posible una jornada diferente con los niños hospitalizados que viven en la Casa RonaldMcdonald de Valencia.

Esperanza Sin Fronteras, que tiene colaboradores y voluntarios por todo el mundo, ha contado una vez más con la ayuda y trabajo desinteresado del grupo de escritores formado por Cecilia Millán (Rendijas, Astillas de un Helecho) , Marcos Aliaga (Conexiones, El Último Maestro), Paula Lleó (El Mundo de las Lágrimas) y Anaïs Darder (¿Qué te pasa, Luna?), que no son solo amantes de las letras y enamorados de su vocación, sino que también son personas de gran corazón solidario, muy comprometidos con la filosofía de mamá de Plutón de ayudar a expresar las emociones y acompañarlas. La jornada desarrollada fue alegre y entrañable.

Hubo cuentacuentos de la mano de Paula Lleó y su libro El Mundo de las Lágrimas, donde se habla sobre los diferentes tipos de lágrimas asociadas a emociones, y la importancia de conocerlas y dejarlas expresarse. Los más peques, (de tres añitos), disfrutaron creando con pinturas y plastilina mientras los más mayores (de entre 6 y 12 años), junto a sus padres, descubrieron un juego que les permitió expresar las emociones más profundas.

El colofón final fue cuando los escritores les invitaron a compartir frases motivadoras entre ellos, plasmándolas para no olvidarlas y demostrando lo profundos, maduros y sensibles que son los niños que transitan situaciones tan difíciles. Lo más impactante es lo mágicos que son sus miradas y abrazos. Nos quedamos con algunas de sus frases: “todos los días sale el sol”, “juntos somos fuertes”, “siempre piensa positivo”, “los libros te hacen feliz”, “los corazones unidos brillan más fuerte”.

Artículo: Fernando Darder